viernes, 24 de mayo de 2013

EMIGRACIÓN

Hoy he visto fotos de mi familia, los he visto a todos muy mayores y me ha entrado un poco de angustia, algo que hasta hoy no había sentido, al menos así.

Pienso en todos los que emigramos, por una razón u otra vamos perdiendo, unas veces por elección y otra por obligación, el arraigo, no pueden haber raíces en dos partes, porque ninguna de las dos será lo suficientemente fuertes para para permitirnos crecer con intensidad, uno se ve obligado de una forma inconsciente a debilitar una para intensificar la otra,  con la consecuencia del olvido de una parte de si mismo; es una cuestión de instinto de supervivencia, de cordura por así decirlo.

Cuando miro atrás llega el momento que sólo veo fotos de personas que van envejeciendo mucho más rápido que yo, el impacto emocional del paso del tiempo a través de las fotos es muy grande y más aún si aquellos a los que no ves aún viven; te pierdes esos intermedios necesarios del avance de la vida y sólo percibes instantes cada vez más dolorosos acrecentados por esos flashes de tiempo estáticos.

Los que emigramos asumimos con toda inconsciencia el paso del tiempo, el cambio físico de los que amamos para sumergirnos en otra realidad. Una realidad a veces difícil de incorporar a nuestros patrones y cultura, pero que hacemos con mucha ilusión.

Los que emigramos hacia "el primer mundo", siempre tenemos como primer objetivo ayudar a nuestros familiares, dejamos atrás padres, casas, cultura, muchas veces un trabajo, hijos.... a veces sólo se traen consigo viejas fotos y un poco de música, a veces ni eso, sólo te traes tu cuerpo esperando que tu alma alguna vez te acompañe integramente.

Los que emigramos muchas veces no nos podemos permitir ni llorar, porque sabemos instintivamente que eso nos debilitaría y que todo el esfuerzo habrá sido en vano, pero si lloramos alguna vez convertimos ese llanto en energías para seguir, para dar otro paso.

Pienso en cada madre que emigra, dejando atrás a sus hijos sin saber cuando los podrán volver a abrazar, para ellas el esfuerzo es cien veces mayor. Pienso en los hijos que emigramos dejando el nido y el calor de nuestras madrescon el objetivo de mitigar sus carencias, con la esperanza de devolver a nuestros padres de alguna forma todo el amor y el esfuerzo que hicieron para que crecieramos felices. El costo emocional para muchos a veces es demasiado grande porque ni logran una cosa ni logran la otra.

El que emigra muchas veces, sólo trae consigo ilusión, ansiedad de conocer otra realidad y muchas preguntas para responder. Siempre habrá un día en que nos preguntamos ¿por qué estamos aquí? Ese es el día en que nos toca mirar atrás, ese el día que más respuesta tenemos que encontrar para permanecer fuertes.

Los años irán pasando y cuando llevas la mitad de los años con que salimos de nuestros países, nos damos cuenta que hay muchas cosas de allí que no recordamos, tenemos medio acento, media jerga, media música, medio idioma. Los que dejamos atrás serán media vida más viejos y ya se habrás acostumbrados a no abrazarte, a no besarte.....

Y todavía habrán muchas preguntas sin Responder, habremos aprendido el desapego, habremos aprendido cuán fuerte podemos ser, habremos aprendido a quejarnos menos y a aceptar más, habremos aprendido a ser más felices, habremos aprendido a andar por la vida sin tantos miedos, habremos aprendido a apreciar cada momento presente y a ver en cada hecho una oportunidad para crecer en todos los sentidos.

Y todavía habrán muchas más preguntas por hacer y muchas más respuestas por encontrar. El que emigra no sabe cuándo volverá o si volverá, esa si que es una pregunta que no nos hacemos, creo que no existe un país en el mundo dónde no haya inmigrantes, esto ya no es un estigma, es natural, lo que deja de ser natural es vivir bajo una sola bandera cuando todos y cada uno de nosotros llevamos una multitud de razas incorporadas genéticamente, es así, lo acepten o no; y llegará el día en que haber emigrado y convivir con otra culturas será por obligación una fuente de enriquecimiento espiritual en el que todos y cada uno nos aceptemos desde la mirada y no desde nuestras razas.

0 comentarios :

Publicar un comentario