Aún con la emoción que en mi causó el curso de Reflexología y Dolor impartido por el profesor Mauricio Kruchik y Florence Cohen deseo compartir mis emociones después de un intensivísimo fin de semana.
La Reflexología no es un simple masaje que se da en los pies para provocar una relajación en el paciente o provocar determinados estados depurativos en el organismo. Lo que yo aprendí hace muchos años estaba lleno de contraindicaciones que no voy a mencionar aquí.
La Reflexología que imparte Mauricio Kruchik va más allá. He compartido curso con Reflexólogos de 7 y 8 años de experiencia y al igual que yo se han visto desbordados por la rapidez con que pudimos aliviar dolencias de meses y años, y encontrar dolores a los que el paciente y nosotros mismos ya nos habíamos acostumbrado a cargar con ellos.

Cuántas veces pudimos decir ¡¡¡WOW!!! Esto no fue lo que yo aprendí en mi curso de Reflexología. Hubo hasta quién se sintió “decepcionado” por lo que no le habían enseñado antes y porque todo su esquema como Reflexólogo fue removido en un fin de semana de 28h, fue muy duro para él y también emocionante al ver que tenía ahora muchas más herramientas para trabajar.
Otra vez ¡¡¡WOW!! Sedamos al paciente con sólo tocar ligeramente con los dedos determinadas zonas de los pies, lo cual nos permitió trabajar con más intensidad la zona dolorosa mientras la persona permanecía totalmente relajada en la camilla.
El trabajo con las fascias que aprendimos con Florence Cohen, fue de gran utilidad a la hora de permitirnos trabajar con las capas más profundas para el tratamiento del dolor, muy interesante lo que pudimos a encontrar en esas profundidades, allí donde el dolor no se expresa aún.
El cambio emocional que en muchos de nosotros produjo fue espectacular, el nivel de confort de una sesión se elevó por encima de un 30%, hubo quién refirió llegar hasta un 95% del total con el cual entró.
¡SENTIMOS! Aprendimos con la exploración a sentir aquellos puntos de dolor casi antes de que la persona nos lo dijera y sólo mirando la textura de la piel o su coloración.
Cada práctica era un ¡Wow Soy capaz de hacerlo! A veces SENTIAMOS en nuestros dedos el dolor de la persona, era como un calor profundo que nos obligaba a retirar la mano para permitir liberar ese calor
Imaginaros. Personas que entraban como paciente y con la duda de que si íbamos a poder aliviar en una sesión de práctica una dolencia de años… irse con un 70% menos de dolor y a veces más en sólo dos sesiones y con la esperanza que su dolencia SI tenía solución, fue verdaderamente ¡¡Impresionante!!
Yo recomiedo a todos este curso a todos los que una forma u otra trabajáis con terapias y a todos aquellos que también quieran iniciarse como Reflexólogos, no os váis a arrepentir.
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